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Unidos por Centauros

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El 14 de julio dejó una huella en la comunidad educativa del GCF. En medio de la emergencia que vivió gran parte de la ciudad, incluido el barrio Juan Pablo II tras el desbordamiento del río Ocoa, la escuela Centauros perdió no solo materiales escolares, sino también parte de su cotidianidad. Ante esta situación, nuestra comunidad respondió con una iniciativa que desbordó los límites del aula, la campaña “Unidos por Centauros”.


Lo que nació como una propuesta espontánea, se transformó rápidamente en un movimiento colectivo que involucró a todos los estamentos del colegio. Durante cinco días, el GCF fue mucho más que una institución educativa, se convirtió en un centro de acopio, una red de logística solidaria y un espacio donde la empatía se vivió en tiempo real.

Los puntos de recolección ubicados en la recepción y la oficina de la coordinación de CAS se llenaron de útiles escolares, ropa y zapatos en buen estado. Estudiantes 11° lideraron con convicción cada fase de la campaña, desde la sensibilización en los salones hasta la clasificación rigurosa de las donaciones. No solo se trató de recolectar objetos, sino de acompañarlos con humanidad. Cada kit escolar incluyó cuadernos, lapices, sacapuntas, esferos y algunos hasta maletas.


La entrega oficial, realizada el lunes 14 de julio, fue un acto breve pero profundamente simbólico. Representantes del GCF, junto con docentes, llevaron las donaciones organizadas por áreas, papelería y artículos personales, directamente a la escuela. Allí, en un encuentro sincero, los voluntarios compartieron con las familias beneficiadas. No hubo discursos protocolarios, pero sí sonrisas y miradas que sellaron un momento de verdadera conexión humana.


“Unidos por Centauros” fue mucho más que una colecta. Fue un ejercicio vivo de ciudadanía, una lección de organización, un espejo del lema que nos define: Ser sensibles para la sociedad. Como dijo María Paz León, personera estudiantil, “el GCF donó cuadernos y ropa… pero a cambio recibimos sonrisas”.


El evento y su asistencia por parte de la comunidad del barrio no solo simbolizan el éxito de la campaña, sino el valor de una comunidad que entiende que la educación también se mide por su capacidad de transformar realidades. Esta experiencia no fue solo una respuesta ante una crisis, fue una demostración de que la solidaridad, cuando se activa con organización y corazón, tiene el poder de reconstruir no sólo objetos, sino dignidades.


Gracias a todos los que hicieron parte de esta ola solidaria. Porque en el GCF, la empatía no es solo una palabra, es una forma de habitar el mundo, demostrando ser sensibles para la sociedad.

 
 
 

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